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Si yo fuera Letizia

14/06/2016 - Mis historias

Me imagino a nuestros Reyes anoche viendo el debate a cuatro ansiosos, con la esperanza de intuir algún gesto entre los candidatos a la Presidencia de este nuestro país que les hiciese pensar en la posibilidad de irse tranquilos de vacaciones.

Y en realidad lo único que comprobaron fue lo que ya saben. Lo que ya todos sabemos.

Rajoy va de «soy el más listo de la clase», al estilo de los anuncios de L’Oreal y sus porque yo lo valgo. No sé por qué no aceptó participar en el debate de las pasadas elecciones: está más que acostumbrado a enfrentarse a todos en el Congreso. Se sintió tan feliz al terminar que hasta le concedió una entrevista ¿preparada? a Ferreras, cuando Moragas le llevaba ya a casa. Únicamente torció el morro cuando Rivera le mordió al recordarle la corrupción. Y no parece que lo torciese por el tema en cuestión, que ya lo tiene amortizado (¡ganó las elecciones del 20D a pesar de Bárcenas!), si no por lo que le ofende que un recién llegado que no lleva corbata le sugiera a la cara que todo pasa porque él se vaya.

Pdr llegó acompañado de su esposa, su hermano y más chicos del montón. Es complicado convencer a la ciudadanía de que tu opción es la mejor cuando basas todo tu potencial en lo guapo que eres y en lo bien que te han enseñado a conjugar verbos y formar frases ingeniosas. Hacer como que tienes chispa, cuando en realidad no la tienes, no es gracioso ni te hace parecer convincente. Lleva tanto tiempo en el papel que ya no sabe ser otra cosa, si es que alguna vez lo fue.

Dicen que Rivera había preparado a conciencia su intervención. Que aprendió de la experiencia pasada y que esta vez no iba a ser el más tonto de la clase. Me imagino a Fernando de Páramo y a él ensayando en el cuadrilátero de su despacho, como Rocky Balboa entrenaba con Mickey Goldmill. A ver, entrenar siempre da resultados. Eso es así.

Y después Pablo. En este ir y venir que se trae con las formas según dónde esté acaba diluyéndose. En realidad Pablo el activista no puede ser otra cosa, por mucho que ahora quiera aparentar que está haciendo un máster a diatancia en alguna «Escuela de Negocios» (qué miedo da ese nombre para una escuela). Cuando va de modelo de catálogo de muebles pierde fuelle, y terminas comprobando que no puedes fiarte de él. Incluso aunque su nuevo mejor amigo se llame Alberto Garzón.

Los que quieren llevarse bien, no pueden. Y los que se pueden llevar bien, no quieren. Mariano y Albert podrían llevarse bien si quisieran, pero no parece que estén por la labor. Sánchez e Iglesias no se van a entender jamás, y mira que les gustaría. Si no a cuento de qué uno le susurra al otro eso de «el enemigo no soy yo».

Termina el debate. Felipe no sabe dónde meterse. Letizia le mira con cara de esto no me lo contaste cuando éramos novios. Un día más sin poder cerrar las vacaciones.

Si yo fuera Letizia… Iría pensando en poner a punto Marivent.

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14/06/2016 - Mis historias

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