A lo mejor es porque dentro de un año cumplo 40 y desde hoy tengo gafas para leer. O porque cuando salgo con mis amigos a bailar me pongo contenta cuando veo que en el Bogui hay mujeres más mayores que yo. En los últimos tiempos pienso a menudo sobre cómo será mi vida cuando sea vieja y mis hijos sean mayores y yo tenga muchísimo tiempo libre. Y como soy muy fan de las listas, el otro día me puse delante del ordenador y escribí esto. Cuando lo compartí con Ártico él añadió las frases que aparecen en cursiva, modosarcásticoON.
Allá va mi — nuestra — lista de cosas que haré cuando sea vieja, al menos las que se me han ocurrido hoy.

1. Vivir en Malasaña. Que se sepa quién fue, es y será M, la Marquesa.
2. Tener un gato. Además llevaré comida a los gatos callejeros, como ya he hecho alguna vez en la oficina.
3. Comprarme un bastón con empuñadura chula. Preferentemente con empuñadura metálica, por si la juventud se pone tonta.
4. Viajar. Viajar a la tienda de ultramarinos, a por el pan, a la pollería, a la puerta de la Joy Eslava para poner verdes a esos jovenzuelos maleducados, etc.
5. Hacer una lista de todas las personas que he conocido a lo largo de mi vida y que, de alguna manera, han representado algo para mí. Averiguar dónde están e ir a visitarlas. Sólo por charlar. Bueno y para ver si les ha ido bien, si llevan ropa de marca y calcular cuánto pueden ganar más o menos.
6. Quedar todos los jueves a comer con mis amigas. Un parchís no nos lo quita nadie. Luego pedimos un café o un vaso de agua en un bar y no despejamos la mesa en toda la tarde.
7. Aprender a coser. Porque las otras viejas del parque se creen mejor que yo por esa ropa hortera que cosen para sus nietos. ¡Se van a enterar de quién es la Sra. Fucsia! No fui columnista de la Vogue en vano.
8. Visitar un museo todas las semanas. Salvo que me llame Andrea para tomar el vermut y acabe ciega de anís del mono, en cuyo caso, pospondré la visita.
9. Hacer skype con mi amigo Ártico. Ese va de joven con su pendiente y sus camisetas de grupos del siglo pasado pero está bastante más cascado que yo, todo el mundo lo dice.
10. Cuidar alguna tarde a mis nietos. Esos monstruitos… no sé cómo los están educando mis nueras. Se creen que saben y no tienen ni idea de lo que es la disciplina. ¡Las de antes si que éramos madres de verdad!
11. Elegir un rincón de Madrid cada semana, ir allí todos los días a la misma hora para observar a la gente que pasa y sacar conclusiones del tipo: pues este señor tal. En resumen, para criticar.
12. Apuntarme a cursos de escritura, lectura, periodismo, fotografía, cine. A cursos gratuitos subvencionados por el ayuntamiento.
13. Leer. El Hola, el QMD y el ABC (que es el que informa de verdad)
Ay MC!!!!
Lo que me has hecho reír, si tu ya de por sí eres maravillosa la combinación con los comentarios de Ártico es indescriptible…
Me apunto a la partida de parchís y al anís del mono también.
Yo comparto muchas cosas de tu lista y además me apuntaría a hacer danza del vientre y manualidades aunque suene raro…
Te apuntas sobre todo a lo del anís, que te conozco 😉
No sabía lo de las manualidades, a mí también me gustan. No me perdía un programa de Bricomanía.
Gran parte del mérito de la entrada, si es que lo tiene, es de Ártico.
¡Me alegro mucho si te he hecho reír!
Mil besos…
Yo añadiría un par de cosas más:
Hacer un grafiti cuando sea viejo, robar el pan y hacerme el confundido.
Vestir con chaleco, bastón, sombrero de copa y monóculo (volverá a ponerse de moda, créeme).
Simular infartos delante de muchachitas guapas.
Vestir super super super antiguo, ir a algún sitio con gente y preguntarle a alguien: perdona, ¿en qué año estamos? Y cuando diga en el 2065 señor, yo diré: sí ha funcionado, sabía que funcionaría, y me iría corriendo…
¡Jajaja! Tienes más imaginación que yo, madre mía. Me apunto a lo de robar una barra de pan y hacerme la confundida y a lo de preguntar en qué año estamos.
Jajaja MC, me encanta leerte. ¿Tú crees que mis amigos moteros y yo, de cincuenta y pocos, desentonaríamomos mucho en el Bogui? Igual algún día coincidimos, jejeje. Besos. Esperanza.
¡No desentonaríais nada! ¡Te lo digo yo! ¿Cuándo quedamos? Más besos para ti, Esperanza.
Desentonaríamos, que lo he escrito mal.