Tranquilos, muchachos: no todos los hombres sois machistas. Mi amigo Nacho no lo es. Aitor, tampoco. Ni Philippe ni Alejandro ni José. Apenas conozco hombres (y mujeres) machistas, aunque de vez en cuando aparece alguno (o alguna) que me deja atónita durante una temporada.
No he sabido empezar esta columna de otro modo. Cuando me enfado se me termina notando, así que para qué disimular. Me he enfadado al comprobar cómo en Twitter algunos forenses de la actualidad desmenuzaban el cuerpo de una noticia que El Español publicó con este titular: «Una alumna, expulsada de un instituto por ir sin sujetador: «Podría distraer a los profesores»».
Que haya ‘tuiterforenses’ empeñados en practicar autopsias a diestro y siniestro no me enfada: de todo se aprende. Lo que en esta ocasión me ha molestado es que se haya hecho para criticar lo que Ernesto Filardi escribió en su cuenta de Twitter.
De acuerdo, el «los hombres», así, en general, no ha hecho gracia. Pero si, salvado este inciso, alguien se toma la molestia de leer el hilo con el que Filardi ha cosido su argumentación (inspirada, según confiesa él mismo, en el libro Headscarves and Hymens, de la activista musulmana Mona Eltahawy), descubrirá la sensatez con la que, a pesar de lo limitado del medio, expone su punto de vista. Lo que Filardi dijo está motivado por la noticia, pero, sobre todo, está por encima de ella:
Pues no, no se acaba el machismo porque se demuestre que el titular de una noticia es sensacionalista. Hay ejemplos de lo más variados: la estupidez de este chico (solo los niños y los borrachos dicen la verdad); el tenista Maxime Hamou, sobre cuyo comportamiento (no leí ninguna autopsia sobre esto, queridos tuiterforenses) escribió Luz Sánchez-Mellado aquí; o, por qué no, Cifuentes con su hagámonos las rubias (no van a ser todo hombres).
Sería fantástico que esos hombres que se indignan cuando se generaliza sobre sus impulsos sexuales tuiteasen también sobre el comportamiento de esos otros hombres que no los controlan. Así lograrían convencer(se) de que, efectivamente, no todos los hombres son iguales.
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