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Las señales no existen

04/11/2015 - Mis historias

Y no estoy hablando de las señales de tráfico. Me refiero a esos acontecimientos que nos pasan en la vida que te hacen pensar cosas como: «Esto es por algo, seguro»

Vamos a verlo con un ejemplo: un día cualquiera, siguiendo tu rutina habitual, estás esperando el metro para ir al trabajo. Parece que tarda más de lo habitual. Mientras piensas cómo le vas a explicar a tu jefe que la culpa no es tuya, miras de reojo al señor que está al lado tuyo. Tienes la sensación de que le conoces de algo… ¡Anda! Es aquel amigo tuyo con el que jugabas al fútbol cuando vivías en casa de tus padres. Y entonces es cuando piensas: «¡Qué casualidad! ¡Justo ahora que llevo tiempo pensando en sacarme el título de entrenador! ¡Es una señal!».

A ver, que te encuentres con Borja y seas capaz de abstraerte de su visión en traje de chaqueta y corbata, y recordarle en calzoncillos mientras os cambiábais en el vestuario, no significa que tú ahora tengas que dejarlo todo para vivir tu sueño. Que a lo mejor no es el momento de creerte Vicente del Bosque.

Ya sé que parezco un poco enfadada hoy. Es que lo estoy. Estoy harta de ver cómo amigos míos se agarran a una presunta señal como manera de justificarse. Y lo peor no es que justifiquen sus actos, no. Lo peor es que justifiquen sus estados de ánimo.

Yo he vivido hasta hace poco como si tuviese una especie de detector de señales que me permitía encontrar por todas partes mensajes. Se presentaban en forma de personas, lecturas, canciones, llamadas… y a mí me servían como excusa para hacer algo. Por encima de cualquier lógica y razón. «Ah, es que yo soy muy de impulsos, muy de corazonadas», decía cuando me preguntaban por qué actuaba de esa manera.

Y oye, no te lo voy a negar. He conseguido grandes momentos después de encontrar una presunta señal. Hay que añadir que también es verdad que yo suelo ver el lado positivo de todo. Pero es cierto que otras veces me he dado un buen batacazo.

Por eso he aprendido que no viene mal equilibrar intuición y razón.

 

Sé lo que estás pensando, en el destino y esas cosas. No creo en el destino, me sale un sarpullido por el cuerpo solo de pensar que mi vida ya está escrita en alguna especie de biblioteca universal. ¿Quién la ha escrito? ¿Y por qué la ha escrito así? ¡Me podría haber consultado un poquito a mí como quiero que sea! Para eso es mi vida.

Dime una cosa, ¿en serio prefieres sentirte en manos de un destino cualquiera en lugar de ser tú mismo el que dirija tu camino? No me quiero poner en plan blog de autoayuda, pero sé lo que es estar en ambos escenarios y, sinceramente, me pido ser la escritora de mi propia vida.

Me gusta sentirme dueña de mis decisiones. Me siento satisfecha al comprobar cuando me voy a la cama que, más o menos, he conseguido que mi día se parezca al que decidí que quería tener al levantarme. Sé que meto la pata, que no soy perfecta, pero también sé que otras acierto. No traspaso el poder de estar bien o mal a otra persona, no delego. Me parece egoísta y al mismo tiempo me haría sentir a merced del otro.

Pienso cómo quiero que sea mi vida. No en plan MI VIDA, que a mí eso me angustia mucho, sino en plan HOY. Encuadro la idea y durante el día trato de sacar la mejor foto de mí misma. Si por la tarde decido cambiar de escenario no pasa nada, buscar respuestas es muy sano y ayuda a mejorar. Y si me cruzo con alguna presunta señal, antes de utilizarla como argumento para convencerme de que tengo que hacer o dejar de hacer algo, la interpreto y compruebo si se adapta a lo que pretendo. Tanto si quiero seguirla como si decido no prestarle atención, lo hago siempre de manera consciente. Y asumo las responsabilidades que puedan derivarse de mi decisión. Quizás te pueda parecer un poco elaborado el plan, pero no, cuando lo aprendes y empiezas a hacerlo, te sale solo. Ni siquiera lo piensas. Lo complicado de esto es llegar a descubrirlo.

Dicho de otro modo: si te sale mal, no le eches la culpa a Borja. Y si te sale bien y llegas a ser el nuevo seleccionador nacional, felicítate por haberte dado un período de reflexión consciente que te hizo conseguir algo que anhelabas.

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04/11/2015 - Mis historias

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Comentarios

  1. Pilar dice

    01/03/2017 en 09:29

    Me ha encantado y no esperaba menos, me alegra el regreso del blog lo echaba de menos.
    Bienvenida!!

    Responder
    • MC laColumnafucsia dice

      02/03/2017 en 19:38

      ¡Muchas gracias, Pilar!

      Responder

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