Cuando estaba en 5º EGB, no recuerdo el motivo, hicimos un test en clase. Uno de estos en los que tienes que rellenar pequeños rectángulos para marcar la respuesta, y que a mí me ponen nerviosa por la posibilidad de salirme del borde.
El test no trataba tanto cuestiones puramente académicas, sino que pretendía valorar aspectos más relacionados con lo que ahora se llama inteligencia emocional, habilidades sociales… Lo que sí que recuerdo muy bien es cuál era el enunciado de una de las preguntas: ¿crees que el profesor lo sabe todo?
Yo marqué que sí. Pero, aunque era lo que creía, al mismo tiempo dudaba. Mi diálogo interno fue algo así como:
– Por supuesto, cómo no lo va a saber. Yo sólo tengo 10 años y es mi profesor, cómo no me voy a fiar de todo lo que me diga y me explique.
– Pero… ¿no parece demasiado sencillo que sólo por ser profesor se le dé tanto valor a sus palabras, hasta el punto de pensar que lo sabe todo?
Esta anécdota vino el otro día a mi mente a raíz de observar cómo razona mi hijo mayor. Cuando empezó en septiembre 1º de Primaria, tuvimos que elegir entre si recibía clases de religión o de ética. Os cuento que en casa no somos para nada fundamentalistas, ni en un sentido ni en el otro.
Así que cuando hubo que tomar la decisión, hablamos con él. ¿Qué quieres hacer? Respuesta inmediata, sin dudar: ética. Sorpresa por la claridad y rapidez al responder. Por lo tanto, pregunta igual de inmediata y clara: ¿por qué? Pues mamá, porque no entiendo la palabra «Dios». ¿Y no te gustaría ir a clase de religión para que te la explicaran? Pues no. Mira mamá, mi mejor amigo dice que menos mal que Dios existe, porque si no todos viviríamos en cubos de basura. Y yo le he dicho que eso no puede ser, porque si eso fuera así papá y yo viviríamos en cubos de basura y vivimos en nuestra casa.
Lo tenía clarísimo.
Me gusta mucho la definición de Wikipedia sobre el pensamiento crítico. Literalmente dice que ser capaz de utilizar un pensamiento crítico significa que piensas por ti mismo, que no aceptas las ideas y opiniones de los demás simplemente porque lo dicen ellos, lo dice la mayoría o lo dice la sociedad, sino porque has pensando en ello, conoces los argumentos a favor y en contra y has tomado tu propia decisión respecto a lo que consideras verdadero o falso, aceptable o inaceptable, deseable o indeseable. Un pensador crítico es capaz, humilde, tenaz, precavido, exigente.
Admiro a Hugo por ser capaz de pensar críticamente, sin ni siquiera saber que lo está haciendo a sus dentro de unos meses siete años. Por no dar por sentadas las cosas, las diga tu mejor amigo o un profesor. Nunca me imaginé que sería un espejo en el que mirarme.
Me encanta el pensamiento crítico y no tenía ninguna duda del tuyo, me alegro del de Hugo también, que se podía esperar con semejantes progenitores?
Jajajaja, ¡gracias Julia! Muacccc