Tengo cierta tendencia a observar. Lo observo todo, sobre todo a las personas. Me encanta cuando observo a parejas de padres e hijos, y juego a identificar cómo tienen los mismos rasgos, los mismos andares, la misma forma de moverse… Me parece algo asombroso.
Recuerdo cuando era más pequeña, los fines de semana íbamos a hacer la compra al supermercado del área comercial de turno… a mi padre y a mí nos gustaba sentarnos en algún banco del pasillo, y simplemente observar. La mayoría de las veces el episodio de observación finalizaba con una frase de mi padre, de esas suyas en plan sentencia que tanto le gustan: “Hay que ver como ninguno somos igual que otro”.
Después de observar, analizo. No lo puedo evitar. Me hago preguntas, extraigo conclusiones.
Las funciones que ahora desempeño en mi trabajo suponen a veces tener que asistir a reuniones, encuentros, grupos de trabajo. Vengo observando desde hace tiempo que sobran dedos de una mano para contar a las mujeres que hay presentes en ellas. Y de las que están me gustaría saber cuántas desempeñan funciones reales de dirección.
Ojo, mis palabras no pretenden ser las únicas, ni defender una postura ni atacar ninguna otra. Solo cuento lo que yo he vivido y cómo lo interpreto.
En mi carrera profesional, he pasado por diferentes etapas. Becaria, primer contrato, cambio de empresa, cambio de departamento, ascenso, descenso… Y he podido comprobar cómo ser mujer marca tus pasos de manera diferente a ser hombre en una empresa. Además, si decides tener hijos y participar activamente en su educación y crianza, tus pasos se marcan aún más.
Trato de discernir en qué momento apareció mi techo de cristal. Y si me lo pusieron o me lo puse yo misma. La vida no es como una se la imagina cuando acaba la Universidad. A veces te encuentras en situaciones en la que tienes que renunciar a cosas a cambio de seguir contando. El conflicto surge cuando para ti las cosas a las que tienes que renunciar son tan importantes que decides no hacerlo. En ese momento alguien interpreta: no le interesa seguir contando. Y desapareces de la lista de posibles candidatos a subidas salariales, promociones, formación.
Una vez, hablando de esto con uno de los jefes que he tenido, él me dijo que, en realidad, yo era bastante rígida y que lo que había que hacer es ser más flexible, saber adaptarse. Yo le contesté que hay un margen en el que se puede ser flexible, pero que cuando lo superas te conviertes en un hipócrita y además, te traicionas a ti mismo.
No sé si algún día romperé mi techo de cristal, pero si lo hago será siendo fiel a mis principios, no sobrepasando mi margen. Para algunos será un margen estrechísimo, pero es el mío y es que el que hoy tengo.
Me gusta…..dices verdades como templos……
¡Gracias Eu! Qué alegría verte por aquí… muac
Más claro agua, como la vida misma.
Besos
Ana, creo que tú entiendes bien de lo que hablo. Un beso amiga.
Pues sí, es verdad. Y a nivel laboral qué pocas promesas se cumplen… Sigue así! Bs 1000
Nos vemos todas identificadas… Por qué sera… Otros 1000 para ti muac
Recuerdo cuando apareció mi techo de cristal, hace poco más de 10 años, coincidiendo con la inminente llegada de mi primer hijo. Tuve que explicar a mi jefe en ese momento que yo expulsaba una placenta no las neuronas….
En ese momento tengo que reconocer que no me lo tomé bien, pero con la perspectiva del tiempo creo que fue lo mejor que me pudo pasar, porque a partir de ahí tomamos mi marido y yo la mejor decisión, seguir de cerca el crecimiento y educación de nuestros hijos, través de mi persona. Decisión acertada, tarea nada fácil, eso sí, muy gratificante.
No me planteo nada más. La evolución profesional llegará, sí tiene que llegar a su debido tiempo….. mientras, que me quiten lo bailao que para eso he nacido mujer y me llaman mamá.
Vaya nivel de comentarios, de verdad, me enriquecen muchísimo vuestras palabras. Me encanta lo de tener que explicar a tu jefe que expulsabas una placenta y no las neuronas… ¡eso tenía que haber dicho yo! Un beso muac
Cuanto cuesta ganarse la confianza de otra persona!! Pilar fundamental de toda relacion humana junto con el respeto.
Ufff que dificil romper ese techo de cristal, y decidas lo que decidas siempre terminas preguntándote si habrás hecho lo correcto.
Es complicadísimo, y tomes la decisión que tomes, no hay que fustigarse pensando en si acertaste o no. Ya nos castigan demasiado los demás como para además castigarnos nosotras mismas. Mil besos, gracias por tu comentario.